3 de abril de 2020

A mi madre le gustaban las flores

 
Pilar Capuz Luesma (retrato a carboncillo)
  
Hija de agricultores y la mayor de cinco hermanos, cuatro hembras y un varón a los que sorprendió una guerra cruel e injusta, como todas.
Con el carro y una mula la familia decidió partir hacia Barcelona, allí tuvieron que dejar lo poco que llevaban. Los hombres por un lado y las mujeres y los niños por otro. A través de La Junquera, mi abuela Adelaida con sus cinco hijos, uno de ellos recién nacido, pasaron a Francia como refugiados. Allí fueron acogidos por una buena familia que les dio cobijo, escolarización y afecto, a la que siempre estuvieron agradecidos, aunque tras regresar a España nunca volvieron a saber de ellos, no había medios, ni eran tiempos para descuidarse de las acuciantes necesidades que había que resolver día a día.
 
Las cuatro hijas féminas poco podían hacer en Sariñena por lo que, como muchas mujeres monegrinas, tuvieron que emigrar a Cataluña para servir, en jornadas interminables y por un módico sueldo que tan solo les daba para comprar alguna sábana con la que completar su ajuar.
 
Se casó muy enamorada con mi padre, Mariano "el Francés", carpintero, futbolista y persona maravillosa y entrañable. En su hogar humilde y con no pocas penurias, dónde yo no encontraba a faltar nada, nacimos sus tres hijos. Pasaron los años y llegaron seis nietos y seis bisnietos; estas fueron sus mayores alegrías y a quienes entrego toda su vida.
 
Se superaron muchos achaques y hasta se salvaron de la mayor tragedia que yo recuerdo en Sariñena, el accidente de Verín, donde fallecieron tantos amigos y a cuyo viaje no fueron por motivos de salud.
 
La vida le volvió a dar un duro revés con el fallecimiento de mi padre.
 
Poco a poco el tiempo va diluyendo los sueños que la realidad acapara para si.
 
Sin previo aviso, un enemigo cruel e invisible, al que han dado en llamar COVID-19, ha cerrado sus ojos para siempre.
 
Nació en el mes de mayo, el mes de las flores. En sus macetas, castigadas por el cierzo y los fríos de invierno, siempre surgía la primavera.
 
A mi madre le gustaban las flores.