Dejan un rastro tardo sobre la nieve,
dos bueyes y un carro de mil colores.
Corriendo el velo triste de las escarchas,
el sol se asoma in albis, sin su pijama.
Roto el frio espejo de la balsa grande,
las ranas retozan por entre la hierba.
Navegan sus plumas allá por las nubes,
y el halcón le guiña un ojo a la luna.
Suena un estallido de hondo silencio
que lo ha aniquilado todo con sus flores.
De un marzo malherido: renaces, ABRIL.
Jesús Cancer
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