En 2011 el dance de Sariñena fue declarado Fiesta de Interés Turístico de Aragón.
El diablo
Perdido en la memoria de los tiempos y en los recuerdos de nuestros mayores, el dance de Sariñena se mantiene fiel a la tradición en estos tiempos cambiantes.
Dentro de los dances monegrinos se considera uno de los más completos por conservar en su representación música, baile y teatro.
Estricto en sus actuaciones, este dance de notorio carácter religioso limita sus representaciones a las festividades de la localidad: El 15 de mayo en honor a San Isidro Labrador y el 2 de septiembre en honor al patrón San Antolín, fecha esta última en la que se realiza la representación completa.
Ya vemos a los danzantes, calzón, faja y medias portan, alpargatas, cachirulo y cintas para adornar.
Ya sale el dance a la calle, suena la gaita en Monegros.
"aprieta el codo gaitero y hagamos el tarirán"
El viejo, la cardelina, el jilguerillo, con dance, la tórtola, la aurora, la aurora vieja, las manzanillas, entre las ramas y las flores; son algunas de las numerosas mudanzas que se conservan.
El coloquio empieza ya, el día a día comentan mayoral y rabadán.
Interviene el mayoral con los dichos y motadas, en los que nos relata de forma jocosa los chascarrillos acaecidos en la localidad durante el año.
Una frase popular es aquella que dice "saldrás en los dichos" cuando a alguien le ocurre algún desaguisado digno de no ser contado.
Las mudanzas son bailes que se acompañan con palos, broqueles y espadas, en los que 16 danzantes (adultos) y 4 volantes (niños) en grupos de cuatro se entremezclan y evolucionan al son de la gaita de boto aragonesa.
El diablo irrumpe en escena poderoso y amenazante.
El ángel, representado por una niña -único personaje femenino del dance-, sale a su encuentro y amparándose en la fe divina, le vence; cayendo el diablo postrado a sus pies.
El Bien ha vencido al Mal.
Se escenifican las luchas entre moros y cristianos en defensa de la fe.
Generales moro y cristiano defienden sus posiciones y no llegando a un acuerdo, incitan a sus guerreros a una pugna con espadas, "a las espadas, cristianos; a los aceros, paganos"
Continua y finaliza la representación con la mudanza más esperada "El degollao".
Se trata de una danza de espadas en la que los danzantes evolucionan en círculo en torno a uno de ellos, colocando las espadas sobre sus hombros y alrededor del cuello, para formar una torre a la que ascienden los cuatro volantes y el rabadán.
Van girando y danzando al son de la gaita y las palmas del público, que poco a poco van aumentando su intensidad hasta acabar en un caluroso aplauso.