Partiendo de la bonita localidad oscense de Hecho y atravesando la Boca del Infierno que transcurre junto al río Aragón Subordán, el valle se abre ante nosotros y nos sitúa en la Selva de Oza.
Una mirada a nuestra derecha y allí está, esbelta y majestuosa; una de las montañas más bonitas de la Cordillera Pirenaica, el Castillo de Acher, que en tardes soleadas como la de la fotografía luce en todo su esplendor y colorido.
Con una altitud de 2390 m. y un desnivel de 1250 m. los expertos montañeros dicen que se asciende en unas tres horas, más dos de bajada pero, os aseguro que a mí, hace algunos años, me costó bastante más. Es impresionante y merece la pena el esfuerzo.